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mos que podemos dar empleo a 8000
millones de personas en los mismos secto-
res del siglo XX y con la misma relación
laboral, probablemente encontraremos
dificultades. Los modelos están crujiendo.
Un joven de 20 años no puede pensar en el
país del pasado. Sería equivocado pensar
que en el futuro vamos a discutir acerca de
las ideas políticas del siglo XX; vamos a dis-
cutir acerca de otras ideas políticas que van
a poner en cuestión de qué manera la soli-
daridad y la igualdad deben equipararse a
los ideales de libertad individual y del ejer-
cicio de los derechos políticos. Me parece
que, en general, las sociedades de América
Latina han llegado tarde a un consenso res-
pecto de que democracia y progreso signi-
fican un cierto nivel de cohesión social que
no puede soslayarse. Es en ese sentido que
hay que sonar la diana y hacer un llamado
a la reflexión moderna.
-¿Cómo podemos generar la semilla para
el surgimiento de esos emprendedores?
-Vamos a necesitar emprendedores no solo
en los negocios, sino también en la política
y en la sociedad. En el futuro, los munici-
pios van a tener que cogestionar activida-
des con la sociedad civil, abrir un canal de
relación completamente nuevo entre los
ciudadanos y los funcionarios. Ahí es
donde existe un gran potencial para liberar
la energía individual. Recorriendo el país
en los últimos seis años, he visto que las
organizaciones sociales de los barrios más
marginales son muy efectivas a la hora de
administrar el dinero. Hay que apostar por
la gente y, en ese contexto, una educación
de calidad es imprescindible porque es lo
que va a hacer la diferencia. La educación
enciclopédica del siglo XX ha quedado
atrás y lo que se necesita hoy es más pare-
cido a un
coaching
que al profesor que se
para en el estrado. El profesor debe ser un
entrenador que ayuda al alumno a enten-
der la realidad.
-Pasando a las políticas sociales, usted
cuestiona la perpetuación de los planes
asistenciales del Estado.
-La mejor medida del éxito de una política
social es la cantidad de personas que pue-
den “graduarse” y no la necesitan más en
cierto plazo. Si no hay un progreso en ese
sentido, no se trata de una política de desa-
rrollo social, sino de una política mera-
mente de asistencia. Cualquier sociedad
progresista debería buscar que la cantidad
de personas que necesitan asistencia se
reduzca en el tiempo. No tiene sentido una
sociedad dividida, en la que la porción de
personas que necesitan asistencia aumenta.
-¿Podría explicarnos en qué consiste su
idea de “Banco Social”?
-Son préstamos de persona a persona que
han surgido en distintas plataformas de
Internet en el mundo. Se han iniciado
sin tener supervisión de ninguna entidad
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ENTREVISTA
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“El crecimiento
económico, por sí
solo, no es un buen
indicador del
bienestar social“
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