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de vista político, el anzuelo para convencer
a los gobiernos africanos de los beneficios
del comercio con Beijing es la oferta de dis-
tintos “paquetes” que se traducen en el
intercambio de “petróleo por préstamos”,
“petróleo por infraestructura” o “petróleo
por armas”, según las necesidades de cada
caso, como veremos a continuación, en el
análisis de la relación bilateral con Angola y
Nigeria. De esa forma, Beijing se asegura el
petróleo que necesita
–equity oil–
y consi-
gue, al mismo tiempo, nuevos mercados
donde colocar sus exportaciones y radicar
sus inversiones.
Angola, un sólido
aliado comercial
El caso de Angola es un ejemplo exitoso de
los mecanismos utilizados por China para
su desembarco en la región. Establecidas en
1983 las relaciones diplomáticas entre
ambos países y firmado un año más tarde
el primer acuerdo comercial bilateral, hubo
que esperar hasta 2004 –finalizada la gue-
rra civil en Angola– para que Sinopec
adquiriera su primera participación en la
industria petrolera local, al quedarse con el
50 por ciento del bloque 18, ubicado en
aguas profundas 160 kilómetros al noroes-
te de la capital Luanda –el restante 50 por
ciento es controlado por la transnacional
BP–. En los hechos, el ingreso de la empre-
sa china se instrumentó a través de
Sonangol Sinopec International Limited
(SSI), una
joint venture
entre Sinopec y la
compañía petrolera estatal Sonangol
(Sociedade Nacional de Combustiveis de
Angola).
A través de esa misma empresa binacio-
nal, Sinopec ingresó posteriormente en
la explotación de los bloques 15/06 (SSI
participa con un 25 por ciento), 17/06
(SSI controla el 27,5 por ciento) y
18/06 (SSI posee el 40 por ciento),
todos ellos ubicados en aguas ultrapro-
fundas frente a la costa angoleña. Una
herramienta similar, la
joint venture
China Sonangol, le permitió a Sinopec
entrar en los bloques 3/05 (con un 25
por ciento), 3/05A (con un 25 por cien-
to) y 6/06 (con un 20 por ciento).
Finalmente, en julio de 2009, Sinopec y
CNOOC llegaron a un acuerdo econó-
mico con la estadounidense Marathon
Petroleum para quedarse con el 20 por
ciento del bloque 32, también en aguas
ultraprofundas. El único cortocircuito
producido hasta el momento entre las
autoridades de Beijing y de Luanda fue
la fallida participación de Sinopec –con
un aporte del 30 por ciento– en la cons-
trucción de la refinería Sonaref, en la
localidad costera de Lobito, 390 kilóme-
tros al sur de Luanda. Finalmente, debi-
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Nigeria.
Las petroleras chinas desembarcaron en el país durante el gobierno de Obasanjo, pero la ecuación “crudo por infestructura” fue luego interrumpida
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