para que pueda trabajar en el descifrado
del algoritmo. Trabajo que es recom-
pensado con monedas. En un principio,
no era necesario que la potencia del
equipo que minaba fuera muy grande.
Pero a medida que la red fue creciendo,
los requerimientos de hardware se hicie-
ron mucho más exigentes. Hoy en día
hace falta una inversión de varios miles
de dólares para poder minar un bloque
de 25 monedas cada diez minutos. “Este
valor decrece a la mitad cada cuatro
años. Hasta noviembre de 2012, se
generaban 50 bitcoins por bloque, y a
partir de diciembre de 2016 serán 12,5
bitcoins por bloque”, explica Carjuzaá.
La otra forma es comprarlos, como se
compra cualquier divisa. Para esto hay
que suscribirse en un servicio de billete-
ra electrónica y adquirir los bitcoins en
los
exchanges
.
Las transacciones son discretas o pseu-
doanónimas, pero no completamente
anónimas. Al quedar registrada en el
blockchain, toda operación puede ser
rastreada.
¿Burbuja?
Pero, ¿es confiable? Si se observa el his-
torial de cotización del bitcoin, se verá
que no es apto para cardíacos. Así como
llegó de dos dólares a los 1200, tuvo un
sinfín de caídas de valor abruptas. Por
ejemplo, tuvo una caída del 80 por cien-
to en apenas unos segundos.
Maximiliano Carjuzaá explica que toda-
vía hoy “el negocio del bitcoin es chico,
manipulable y de poca liquidez. No se
pueden hacer transacciones de muchos
millones de dólares sin mover el merca-
do”, dice. Como el precio del bitcoin es
manipulable, no se puede descartar que
se realicen acciones para mover la coti-
zación según intereses.
En cuanto a su falsificación, es virtual-
mente imposible: está encriptado en
SHA-256 bits, el mismo sistema de
codificación con el que trabaja el siste-
ma bancario y financiero global. Si
alguien lo rompiera, caería todo, no solo
el bitcoin.
Matías Katz, director de Mkit, consultora
de seguridad informática y de redes, seña-
la que una de las debilidades de bitcoin
está en las billeteras donde guardan las
monedas generadas o compradas los
usuarios. “Cada moneda está representa-
da por un archivo grande. La moneda físi-
camente está en un archivo, y ese archivo
está en una computadora. Entonces,
puedo entrar a tu computadora y llevár-
melas. El sistema no permite duplicación
de monedas. No hay falsificación. Como
hay todo un proceso matemático atrás, no
se puede copiar”.
A diferencia del resto de los entrevista-
dos, Katz piensa que bitcoin está en una
burbuja. “En cualquier momento explo-
ta”, dijo a DEF días antes de la caída de
MtGox, y agregó: “Yo vendería. Piensan
que tiene solidez y no tiene. Aunque cada
vez más sitios están aceptando bitcoins,
la moneda en sí, para mí, está llegando al
final de la ilusión óptica que generó y en
cualquier momento explota”.
Aseguró también no haberle tenido con-
fianza “desde el minuto uno”. Nunca
compró. Sin embargo, aclara que esa es
su visión comercial. “Desde el punto de
vista informático, es un invento maravi-
lloso”.
En ese sentido, Matías Katz confía en
que van a seguir inventando formas para
esta nueva representación del dinero.
“Esta no es buena porque la gente des-
confía de la falta de tangibilidad que
tiene. También de la falta de un ente que
regule. Hay muchos que ven esto como
un valor, pero los que invertirían fuerte
en esto –personas no de informática pero
sí de mucha plata–, al no ver un ente ofi-
cial que le dé valor, desconfían. Tampoco
lo entienden. Y el que tiene plata y no lo
entiende, no la va a poner ahí. No
entienden que sí puede ser algo que lle-
gue a tener valor, porque es producto de
un proceso de creación. Si saliera el pri-
mer banco mundial de bitcoins, ahí sí,
pero perdería el apoyo de todos los que lo
iniciaron, que están en contra de la cen-
tralización, del control, del sistema, del
Gran Hermano”, detalló.
