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          del consumidor como el envase. Todos los otros medios
        
        
          hablan sobre el producto mientras el envase está en las
        
        
          manos del consumidor respondiendo a todas sus pre-
        
        
          guntas. Por eso surgió la necesidad del “packvertising”,
        
        
          mayormente para aquellas marcas emergentes que no
        
        
          cuentan con presupuesto para comunicación masiva.
        
        
          Todas las características del envase nos están contando
        
        
          una historia.
        
        
          Esa experiencia multisensorial que nos brinda un enva-
        
        
          se es un gran estímulo psicológico que, inevitablemente,
        
        
          modifica nuestra percepción de la marca y del producto,
        
        
          generando expectativas que pretendemos complacer.
        
        
          Las sensaciones que percibimos al poner todos nuestros
        
        
          sentidos sobre un packaging es lo que construye nuestra
        
        
          percepción sobre él. Cada una de sus características son
        
        
          capturadas por nuestro cerebro, se les asigna un signifi-
        
        
          cado y una valoración en cuestión de segundos.
        
        
          Como expresa Ben Miyares -presidente del Packaging
        
        
          Management Institute-, existe un lenguaje verbal que
        
        
          todos entendemos, es una lengua silenciosa que habla
        
        
          elocuentemente de la vida; una voz callada que escucha-
        
        
          mos primeramente con los ojos, y después con los de-
        
        
          más sentidos. Este lenguaje usa un vocabulario de papel,
        
        
          vidrio, metal y plástico, y una fuente muy rica de texturas,
        
        
          colores, sombras y tamaños para identificar, proteger,
        
        
          dispensar y vender cualquier producto hecho por el hom-
        
        
          bre y por la naturaleza. Es el lenguaje del packaging.
        
        
          Mucho más que un envase
        
        
          Un envase no es sólo un objeto que tiene sus tres dimen-
        
        
          siones físicas (alto, ancho y profundidad) sino que hay
        
        
          una cuarta dimensión que es la emotiva. La que nos co-
        
        
          necta de una manera más profunda y genera un vínculo
        
        
          emocional con los consumidores. La satisfacción, o de-
        
        
          cepción, que nos proporciona queda asociada al envase.
        
        
          Esa relación es la que puede provocar el impulso de com-
        
        
          pra, la confianza y la fidelidad para que sea comprado
        
        
          una y otra vez. Siempre y cuando el producto complazca
        
        
          las expectativas que nos generó el envase.
        
        
          Toma muchos años crear una reputación. A veces el con-
        
        
          sumidor responde de manera favorable inmediatamente,
        
        
          pero el efecto total de aceptación se basa en la satisfac-
        
        
          ción obtenida con el producto y su asociación positiva
        
        
          con la imagen. La identidad 3D de packaging debe ser
        
        
          consciente de lo que está generando en 360º y, de esa
        
        
          manera, capitalizar la experiencia que propone para la
        
        
          construcción de un vínculo con los consumidores.
        
        
          La evolución del consumidor y el mercado requiere mu-
        
        
          cho más que llamar la atención. Podríamos hacer un di-
        
        
          seño llamativo y que todos lo miren, pero que finalmente
        
        
          nadie lo compre o produzca rechazo. El mensaje entre la
        
        
          marca y el producto tiene que estar alineado, ser creíble,
        
        
          confiable y relevante para el consumidor.
        
        
          El nuevo rol del consumidor es muy distinto del de unos
        
        
          años atrás. El acceso a la información y el conocimien-
        
        
          to en general aumentaron la exigencia con respecto a la
        
        
          calidad del diseño de los envases. Además, las redes so-
        
        
          ciales favorecen la comunicación y la divulgación tanto
        
        
          de los aspectos positivos como de las experiencias nega-
        
        
          tivas. Eso hace que las marcas deban estar muy atentas
        
        
          para detectar las falencias de sus envases.
        
        
          
            Guillermo Dufranc