IAE 33 Nº2
41 El Mantecol mexicano Así como nos pasa a los argentinos con el Mantecol, posiblemente les ocurra a los mexicanos con el Mazapán de la Rosa: la ven como una golosina única, que forma parte de su identidad. En la década del 40, don Jesús Michel González, padre de trece hijos, decide comenzar a fabricar golosinas como una alternativa para sustentar a su nume- rosa familia, y llama a su emprendimiento “Dulces de la Rosa” en honor a Guadalajara, su ciudad de origen (llamada la Ciudad de las Rosas). El producto insignia es nuevamente un derivado del Halva, el Mazapán de la Rosa. Aquí tenemos un Halva Orgánico y Kosher, fabricado en Israel, con semillas de sésamo. En este caso, con packaging termoformado y decorado Inmould (una de las especialidades de Fleximpress). Mazapán de la Rosa. Los argentinos que lo han probado no pueden evitar compararlo con el Mantecol. La presentación tradicional es una dosis pequeña (unos 6 cm de diametro) envuelta en un film de polipropileno. Aunque ya hay nuevas presentaciones, como la versión bañada en chocolate, que utiliza un packaging de flow-pack.
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